La Solidaridad inspira la paz y el bien común entre los pueblos
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 25 de agosto del 2013
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el día 31 de agosto como “Día Internacional de la Solidaridad”. Es una oportunidad para que todo reflexionemos sobre la importancia de esta virtud social.
Esta conmemoración promueve los ideales de la Solidaridad como valores esenciales para establecer relaciones políticamente eficaces entre las naciones, los pueblos y las personas, constituyendo un elemento primordial para la construcción de la paz y del bien común en la sociedad según nos dice el Magisterio de la Iglesia en el Compendio de la Doctrina Social: “La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida.”1
Las diferencias entre ricos y pobres siempre han existido, pero en la actualidad vemos que estas diferencias son gravemente escandalosas, gran parte de la población sufre las consecuencias de una globalización no solidaria. La violencia, el atropello a los derechos de los demás, la corrupción, la discriminación, la irresponsabilidad cívica, son síntomas fuertes de una sociedad no solidaria. Es por eso que la Iglesia, a través de su Magisterio afirma que el verdadero progreso no se logrará sin la cooperación entre las naciones, los pueblos y las personas para acabar con la pobreza, la injusticia y el rechazo social.
Hemos vividos fuertes acontecimientos en nuestro estado de Chiapas que nos muestran carencias significativas de solidaridad entre las personas e instituciones: La violencia en contra de la mujer y los femicidios, la triste división y las luchas en nuestras comunidades por diversos motivos, el querer legalizar sustancias nocivas, la falta de aplicación de recursos en obras de servicio y bienestar público, los bloqueos y otras manifestaciones de presión que no respetan los derechos de la ciudadanía, entre otros acontecimientos que crean un desencanto en nuestra sociedad. Todos podemos hacer algo por construir y no destruir nuestro querido Estado de Chiapas y nuestra Nación, por esto estas realidades nos permiten como Iglesia, proponer los principios básicos que deben regir todo empeño por crear una sociedad renovada, comprometida y responsable, estos principios son:
1. El respeto a la dignidad del persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, el respeto a su libertad, a sus derechos fundamentales y a un trato justo e igualitario.
2. El bien común como “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a sus miembros el logro más pleno y de su propia perfección.”2
3. El destino universal de los bienes y el respeto a la propiedad privada.
4. La subsidiaridad, la cual supone que “las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda («subsidium») —por tanto de apoyo, promoción, desarrollo— respecto a las menores”, evitando o eliminando todo paternalismo.
5. La participación, expresada mediante las acciones con las cuales “los ciudadanos, contribuyen a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenecen”
6. La solidaridad, como “la exigencia de reconocer los vínculos que unen a los hombres y grupos sociales entre sí, para ocuparse del crecimiento común, compartido por todos.”
7. La vivencia de los valores fundamentales de la vida social: verdad, libertad, justicia y la virtud crstiana de la caridad.3
Sólo así podremos aspirar a que en el siglo XXI las naciones, los pueblos y los individuos estén comprometidos a vivir y a construir una sociedad más justa, más participativa, comprometida y solidaria.
+Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla
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