lunes, 8 de junio de 2015

Mensaje de Mons. José Alberto González por su nombramiento como Obispo



 Un mensaje de Mons. José Alberto González Juárez por motivo de su nombramiento como Obispo Electo de Tuxtepec, Oaxaca

domingo, 7 de junio de 2015

El voto es un cumplimiento ciudadano

Porque es un cumplimiento ciudadano, como buen Pastor Monseñor Fabio Martínez Castilla II Arzobispo de Tuxtla da ejemplo de ir a votar.

sábado, 6 de junio de 2015

Presbitero José Alberto González agradece su nombramiento

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el Presbitero José Alberto González Juárez agradece su nombramiento como Obispo .



Nombran Obispo de Tuxtepec al Pbro. José Alberto González



La Arquidiócesis Felicita al Presbítero José Alberto González Juárez por su Nombramiento como Obispo de Tuxtepec, Oaxaca, en hora buena muchas Felicidades!!!

En el ultimo periodo de su Ministerio Sacerdotal como Párroco de la Parroquia Inmaculada Concepción, Tuxtla Gutiérrez y Vicario Episcopal para el Clero y para la Vida Consagrada.

Comunicado CEM. Nombramiento Obispo de Tuxtepec.

domingo, 1 de septiembre de 2013

BOLETÍN DE PRENSA 01-09-2013



Es justo rendir cuentas de la administración nacional

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 01 de septiembre del 2013
B/35-13


Tradicionalmente, cada día primero del mes de septiembre, se rinde el informe presidencial. Este año será el primero del Presidente Enrique Peña Nieto.
Esperamos que este informe venga impregnado más que de logros, que son importantes, de propuestas claras ante una realidad objetiva. No necesitamos escuchar solo los problemas o las cifras estadísticas de logros ficticios o subjetivos.
Es una obligación de justicia que la administración pública, rinda su informe para saber cómo se han invertido los recursos en las iniciativas al bien común. Tiene que reconocer públicamente cómo ha servido a los ciudadanos, ya que ésta es una de sus principales funciones.
Recordando lo que señala el compendio de la doctrina social de la Iglesia: “la administración pública a cualquier nivel, como instrumento del Estado, tiene como finalidad servir a los ciudadanos. El Estado, al servicio de los ciudadanos, es el gestor de los bienes del pueblo, que debe administrar en vista al bien común. Esta perspectiva se opone a la burocratización excesiva, que se verifica cuando las instituciones volviéndose complejas en su organización y pretendiendo gestionar toda área a disposición, terminan por ser abatidas por el funcionalismo impersonal, por la exagerada burocracia, por los injustos intereses privados, por el fácil y generalizado encogerse de hombros. El papel de quien trabaja en la administración pública no ha de concebirse como algo impersonal y burocrático, sino como una ayuda solícita al ciudadano, ejercitada con espíritu de servicio” (#412)
No puede darse la indiferencia ante el proceso de la nación. Es bueno y maduro delegar, pero se debe tener la garantía de que los colaboradores también entienden su misión de servicio a los ciudadanos.
Por otro lado, es importante que las instancias que nos representan, como son los diputados, no se opongan a que se informe, si no tienen la confianza, es cuando con mayor atención deben escuchar para exigir aclaraciones pertinentes. No es oponiéndose a una obligación constitucional como nos dan ejemplo de implementar la justicia o exponer su desacuerdo.
Como quiera, vale la pena, también recordar que somos corresponsables, que también nosotros debemos participar en la transformación de México en una nación más justa y con mayores espacios para el desarrollo. Escuchemos cuáles son nuestras debilidades para asumir con fortaleza nuestra responsabilidad.
Los rubros que tienen que ser atendidos de manera inmediata, la seguridad social, la economía, la educación y el sistema político, a éstas esperamos propuestas muy claras y aterrizables.
+Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla

OBSERVADOR ECLESIAL 01-09-2013



EL QUE SE ENGRANDECE A SÍ MISMO, SERÁ HUMILLADO; Y EL QUE SE HUMILLA, SERÁ ENGRANDECIDO. Lc 14,1. 7-14

XXII DOMINGO ORDINARIO C

         El Señor Jesús nos invita a cambiar nuestra manera de relacionarnos para poder seguirlo y construir la comunidad.

+ Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez
        
El Señor Jesús, nos presenta nuestra manera de proceder: Todos
buscamos los primeros lugares y queremos ser siempre los más importantes. La humildad está fuera de los criterios del mundo que busca grandezas, poder, riqueza y placer. Ante esta realidad, Jesús nos propone la actitud evangélica del verdadero discípulo: La humildad, que es como decía santa Teresa, “un vivir la verdad” lo que somos delante de Dios y situarnos como hermanos delante de los otros. La humildad es el arte de: Ocupar nuestro lugar y respetar el lugar del hermano. Lo que importa es que todos estemos como familia en el banquete.

El otro elemento que nos propone Jesús es la gratuidad en el hacer las cosas, nunca actuar por interés o por  conveniencias sino por un amor fraterno sincero, donde solo Dios nos recompensará. Por esto hay que invitar a los pobres, cojos, ciegos, a aquellos que no pueden devolvernos nada y que son los que necesitan comer…
Todos necesitamos aprender de Jesús, él es el maestro de la humildad; todo un Dios que se hace carne y comparte toda nuestra vida hasta morir por nosotros. Es Jesús que nos dice que él ha estado en medio de nosotros como el que sirve y por esto nos invita a aprender de él que es manso y humilde de corazón (Mt 11,29). Ojalá que nosotros los bautizados, vivamos con orgullo nuestra fe y pongamos de moda la humildad en nuestro mundo.  
San Agustín nos presenta la humildad como el fundamento de las demás virtudes, la humildad es todo un ejercicio de vivir en la verdad que nos libera y construye la comunidad; por esto el libro del Eclesiástico 3,19-21 nos dice: Hazte tanto más pequeño cuanto más grande seas y hallarás gracia ante el Señor. San Francisco de Asís, decía: “Lo que el hombre es delante de Dios, eso vale y nada más”.

Construyamos nuestras familias y la  comunidad con nuevas actitudes en nuestras relaciones. La humildad es la mejor medicina para sanar heridas entre nosotros, y no necesita receta como los antibióticos ahora. Vivamos el arte cristiano de ser pequeño para ser grande a los ojos de Dios.   “La única cosa que no es envidiada es el último lugar”.(Santa Teresa del Niño Jesús)

 Nuestra tarea de esta semana y de siempre es aprender a ser grandes a los ojos de Dios haciéndonos pequeños y servidores de nuestros hermanos, es decir, necesitamos proceder en nuestras relaciones con humildad, esa humildad que no es andar tristes y apachurrados sino la alegría de saber situarnos en la verdad de lo que somos ante Dios y ante nuestros hermanos.
Oremos todos: Jesús manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante  al tuyo.


domingo, 25 de agosto de 2013

BOLETÍN DE PRENSA 25-08-2013

La Solidaridad inspira la paz y el bien común entre los pueblos

Tuxtla Gutiérrez, Chis., 25 de agosto del 2013

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció el día 31 de agosto como “Día Internacional de la Solidaridad”. Es una oportunidad para que todo reflexionemos sobre la importancia de esta virtud social.
Esta conmemoración promueve los ideales de la Solidaridad como valores esenciales para establecer relaciones políticamente eficaces entre las naciones, los pueblos y las personas, constituyendo un elemento primordial para la construcción de la paz y del bien común en la sociedad según nos dice el Magisterio de la Iglesia en el Compendio de la Doctrina Social: “La solidaridad confiere particular relieve a la intrínseca sociabilidad de la persona humana, a la igualdad de todos en dignidad y derechos, al camino común de los hombres y de los pueblos hacia una unidad cada vez más convencida.”1
Las diferencias entre ricos y pobres siempre han existido, pero en la actualidad vemos que estas diferencias son gravemente escandalosas, gran parte de la población sufre las consecuencias de una globalización no solidaria. La violencia, el atropello a los derechos de los demás, la corrupción, la discriminación, la irresponsabilidad cívica, son síntomas fuertes de una sociedad no solidaria. Es por eso que la Iglesia, a través de su Magisterio afirma que el verdadero progreso no se logrará sin la cooperación entre las naciones, los pueblos y las personas para acabar con la pobreza, la injusticia y el rechazo social.
Hemos vividos fuertes acontecimientos en nuestro estado de Chiapas que nos muestran carencias significativas de solidaridad entre las personas e instituciones: La violencia en contra de la mujer y los femicidios, la triste división y las luchas en nuestras comunidades por diversos motivos, el querer legalizar sustancias nocivas, la falta de aplicación de recursos en obras de servicio y bienestar público, los bloqueos y otras manifestaciones de presión que no respetan los derechos de la ciudadanía, entre otros acontecimientos que crean un desencanto en nuestra sociedad. Todos podemos hacer algo por construir y no destruir nuestro querido Estado de Chiapas y nuestra Nación, por esto estas realidades nos permiten como Iglesia, proponer los principios básicos que deben regir todo empeño por crear una sociedad renovada, comprometida y responsable, estos principios son:
1. El respeto a la dignidad del persona humana creada a imagen y semejanza de Dios, el respeto a su libertad, a sus derechos fundamentales y a un trato justo e igualitario.
2. El bien común como “el conjunto de condiciones de la vida social que hacen posible a las asociaciones y a sus miembros el logro más pleno y de su propia perfección.”2
3. El destino universal de los bienes y el respeto a la propiedad privada.
4. La subsidiaridad, la cual supone que “las sociedades de orden superior deben ponerse en una actitud de ayuda («subsidium») —por tanto de apoyo, promoción, desarrollo— respecto a las menores”, evitando o eliminando todo paternalismo.
5. La participación, expresada mediante las acciones con las cuales “los ciudadanos, contribuyen a la vida cultural, económica, política y social de la comunidad civil a la que pertenecen”
6. La solidaridad, como “la exigencia de reconocer los vínculos que unen a los hombres y grupos sociales entre sí, para ocuparse del crecimiento común, compartido por todos.”
7. La vivencia de los valores fundamentales de la vida social: verdad, libertad, justicia y la virtud crstiana de la caridad.3
Sólo así podremos aspirar a que en el siglo XXI las naciones, los pueblos y los individuos estén comprometidos a vivir y a construir una sociedad más justa, más participativa, comprometida y solidaria.

+Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla