Es justo rendir cuentas de la administración nacional
Tuxtla Gutiérrez, Chis., 01 de septiembre del 2013
B/35-13
Tradicionalmente, cada día primero del mes de septiembre, se rinde el informe presidencial. Este año será el primero del Presidente Enrique Peña Nieto.
Esperamos que este informe venga impregnado más que de logros, que son importantes, de propuestas claras ante una realidad objetiva. No necesitamos escuchar solo los problemas o las cifras estadísticas de logros ficticios o subjetivos.
Es una obligación de justicia que la administración pública, rinda su informe para saber cómo se han invertido los recursos en las iniciativas al bien común. Tiene que reconocer públicamente cómo ha servido a los ciudadanos, ya que ésta es una de sus principales funciones.
Recordando lo que señala el compendio de la doctrina social de la Iglesia: “la administración pública a cualquier nivel, como instrumento del Estado, tiene como finalidad servir a los ciudadanos. El Estado, al servicio de los ciudadanos, es el gestor de los bienes del pueblo, que debe administrar en vista al bien común. Esta perspectiva se opone a la burocratización excesiva, que se verifica cuando las instituciones volviéndose complejas en su organización y pretendiendo gestionar toda área a disposición, terminan por ser abatidas por el funcionalismo impersonal, por la exagerada burocracia, por los injustos intereses privados, por el fácil y generalizado encogerse de hombros. El papel de quien trabaja en la administración pública no ha de concebirse como algo impersonal y burocrático, sino como una ayuda solícita al ciudadano, ejercitada con espíritu de servicio” (#412)
No puede darse la indiferencia ante el proceso de la nación. Es bueno y maduro delegar, pero se debe tener la garantía de que los colaboradores también entienden su misión de servicio a los ciudadanos.
Por otro lado, es importante que las instancias que nos representan, como son los diputados, no se opongan a que se informe, si no tienen la confianza, es cuando con mayor atención deben escuchar para exigir aclaraciones pertinentes. No es oponiéndose a una obligación constitucional como nos dan ejemplo de implementar la justicia o exponer su desacuerdo.
Como quiera, vale la pena, también recordar que somos corresponsables, que también nosotros debemos participar en la transformación de México en una nación más justa y con mayores espacios para el desarrollo. Escuchemos cuáles son nuestras debilidades para asumir con fortaleza nuestra responsabilidad.
Los rubros que tienen que ser atendidos de manera inmediata, la seguridad social, la economía, la educación y el sistema político, a éstas esperamos propuestas muy claras y aterrizables.
+Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla
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