lunes, 24 de junio de 2013

OBSERVADOR ECLESIAL 23-06-2013

XII DOMINGO C
Y USTEDES, ¿QUIÉN DICEN QUE SOY YO?

Lc 9,18-24

Mons. Fabio Martínez C.
II Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez

La pregunta máxima de la que depende nuestra felicidad en esta vida y en la otra es la que nos presenta el Evangelio: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? Jesús nos quiere interrogar hoy a nosotros como interrogó a sus discípulos, es una pregunta que exige una respuesta vital, es decir que involucra toda nuestra vida. Por esto San Francisco de Asís decía: Nosotros somos lo que Jesús es en nuestra vida.
Esto nos  invita a hacer una revisión de nuestra vida toda para ver cuál es el lugar que en verdad le estamos dando a Jesús en nuestra vida, recordemos que por nuestros frutos seremos conocidos. ¿Qué estamos diciendo de Jesús con nuestra manera de vivir?
La esencia de nuestra vida cristiana es nuestra identidad con Cristo. Esto es lo que San Pablo llama: Un Revestirse de Cristo que iniciamos en el Bautismo pero que debemos ir acrecentando hasta poder exclamar: Vivo yo pero no soy yo, es Cristo que vive en mí.
Nuestra identidad con Cristo exige de nosotros según el evangelio de hoy, tres cosas fundamentales:
a).- La experiencia  del encuentro con Cristo en ese permanente responder con nuestra vida al ¿quién soy yo para ustedes? Es nuestra manera de vivir que debe hablar de quién es Jesús para nosotros. Cuando alguien se ha encontrado con Cristo es la vida la que habla porque ama.
b).- Aceptar el camino de Jesús que es la Cruz que lleva a la resurrección. El Misterio Pascual de Cristo es la luz para nuestro caminar cotidiano tan lleno de pruebas y dolores pero más allá de todo sufrimiento está la victoria final de la resurrección.
c).- El Seguimiento de Jesús: “SI alguno quiere acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el que la pierda por mi causa, ése la encontrará.” ¿Qué significa en lo concreto de mi vida estas exigencias que Jesús pone para seguirlo?
Mis hermanos ante la pregunta del Señor Jesús: Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? el salmista nos invita a una actitud que nos lleva al encuentro: “Señor, mi alma tiene sed de ti”.  Tener sed de Dios es  ir a la fuente de agua de vida que es Él. ¿Nosotros de qué o de quién tenemos sed? Parece que en nuestro mundo ante la sed que todos tenemos de felicidad,  se está dejando de ir a la fuente  que es Dios para ir a beber en los charcos que nos destruyen y esclavizan. Lo cierto es que todos tenemos sed, el problema es: ¿dónde bebemos?.
Cada Eucaristía es un encontrarnos con Jesús, fuente de vida, el único que sacia nuestra sed y que en cada comunión nos busca y nos pregunta ¿quién soy yo para ti? Aprovechemos nuestra celebración para renovar con entusiasmo nuestra respuesta, nuestro Si a Jesús, conscientes de que seguirlo exige el dinamismo amoroso de la cruz y resurrección.
Quiero invitarles a una tarea o ejercicio de vida cristiana para esta semana: Revestirnos de Cristo.
Toda nuestra vida, nuestro comportamiento, pensar, sentir y actuar debe ser al estilo de Jesús. Continuemos fortaleciendo nuestra fe para que nuestras alegrías y nuestros problemas procuremos vivirlos como hombres y mujeres que creemos, celebramos y compartimos el amor de Dios por nosotros.
Somos familia de Dios,  una comunidad que tiene sed de felicidad y de contribuir para que todo sea mejor desde nuestros corazones y nuestras familias y por esto, necesitados del amor de Dios, hacemos como nuestra la invocación del salmo para elevar nuestra oración de esta semana: “Señor, mi alma tiene sed de Ti.”



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