lunes, 24 de junio de 2013

BOLETÍN DE PRENSA 23 de junio del 2013


Fin de curso, tiempo de evaluar


En estos días los niños, adolescentes y jóvenes, terminan un ciclo escolar. Ha sido un año que, sin duda, ha aportado al bagaje cultural y experiencial de cada uno, la riqueza de fortalecer y desarrollar valores impresionantes en la persona.
Es importante saber evaluar los avances obtenidos, así como, con humildad reconocer aquello que no supimos valorar. Esto, para que se pueda retomar en las siguientes planeaciones.
Las escuelas, son el espacio idóneo para que, tanto alumnos y maestros, evalúen de manera integral sus trabajos académicos. Este fin de curso, está apuntalando otra nueva etapa, de ahí que es importante saber con qué se cuenta, es decir, cuáles son las debilidades y fortalezas educativas y académicas.
Se puede hacer un análisis de nuestra realidad educativa en México, y aunque podemos reconocer en mucho los avances del rezago educativo, precisamente hay mucho camino que aun se debe reconocer. Por ahora, también debemos brindar a los alumnos mejores espacios de discernimiento.
La conferencia del Episcopado en su departamento de educación nos ha ayudado a reflexionar en su documento “Educar para una nueva sociedad”. Y apropósito de que al finalizar el curso se pareciera tener más tiempo libre, hay que educar a no desperdiciar el tiempo, especialmente en lo que se refiere a los medios de comunicación se subraya que “Este conglomerado de pulsiones de consumo e inmediatez, conduce a los jóvenes, incluso a los niños, a buscar la valoración de sí mismos y la propia identidad en los modelos de éxito personal y social que ofrecen los medios de comunicación, asociados con la capacidad de consumo y de acceso a bienes superfluos. Se desencadena así una espiral infinita de necesidades e insatisfacciones que desembocan en la desilusión y la frustración, ya sea porque no se tienen los recursos para obtenerlos, o bien, porque aún quienes los obtienen se encuentran vacíos y ávidos de consumir más para mitigar este deseo. Particular atención merecen los medios de comunicación a causa de su impacto decisivo en la educación de las nuevas generaciones. La fascinación que ejercen los recursos que los jóvenes encuentran en internet –tanto para interactuar en las redes sociales, obtener música, investigar todo tipo de temas, conversar con personas, escribir bitácoras con sus propias ideas, etcétera– puede ser una ocasión extraordinaria para poner a su alcance verdadera formación humana y cristiana Ningún agente educativo debe llegar tarde a los espacios que brindan las nuevas tecnologías. Todos debemos aprender a utilizarlas ya que la comunicación ahora y siempre ha sido una dimensión constitutiva de la educación. Donde se interrumpe la comunicación se frustra la educación. No dejaremos de insistir en que el uso de estas herramientas necesita del acompañamiento y discernimiento de los educadores para que no se reviertan contra la dignidad de los usuarios. En particular, los padres de familia y los maestros deben incentivar un uso crítico de las nuevas tecnologías de información para  que colaboren a descubrir más y mejor la realidad y faciliten procesos educativos que permitan construir comunión y corresponsabilidad” (No 6)
Todos tenemos la justa responsabilidad de evaluarnos para ser mejores personas. Este ciclo que finaliza nos permite agradecer primero a Dios, quien nos guía con su sabiduría, pero también a tantos maestros que con verdadera vocación afrontan los retos culturales y educan integralmente a sus alumnos. A todos también los padres de familia y tutores.

+Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla

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