El papá debe ser imagen del amor paternal de Dios
Tenemos la oportunidad de reflexionar sobre la persona del Padre, en este día, en que celebramos la paternidad, es decir, hombres llamados a la más grande vocación: prolongar la vida en otro ser. Esto nos hace recordar también que Dios es Padre, y que como Padre, está al pendiente de sus hijos.
Los obispos en el Documento de Aparecida han tratado el asunto de la responsabilidad del varón y padre de familia, donde afirman que “el varón, desde su especificidad, está llamado por el Dios de la vida a ocupar un lugar original y necesario en la construcción de la sociedad, en la generación de la cultura y en la realización de la historia… el varón se siente fuertemente invitado a formar una familia. Allí, en una esencial disposición de reciprocidad y complementariedad, viven y valorizan para la plenitud de su vida, la activa e insustituible riqueza del aportar de la mujer, que les permite reconocer más nítidamente su propia identidad” (459)
Aun cuando reconocemos que la paternidad es un don maravillo; no podemos dejar de lado la preocupación de que este don se ve cada día más agredido en su identidad. Muchas familias se desarrollan sin la presencia de calidad de un papá. De esta manera también se agrede el futuro de la sociedad, ya que el Padre está llamado a ser imagen de identidad en los hijos. Parafraseando aquel pasaje de la escritura en la Jesús dice “quien me ve a mí ve a mi padre” (Cfr. Jn 14,9), así los hijos son el reflejo de sus padres. El que ha sido llamado a ser padre, debe asumir su responsabilidad con amor y no solo con visión de obligación. Debe aprender vivir en verdadera comunión con su esposa, ya que ambos sostienen integralmente el futuro de la familia.
Así lo ha reflexionado también la carta dirigida por la dimensión de familia de la Conferencia episcopal de México: “Hoy, quiero preguntar a todos los hombres a quienes Dios les ha concedido el don de la paternidad y a todo hombre y mujer de buena voluntad, ¿cuál es la realidad de la figura del padre en la familia? Parece que en los inicios del tercer milenio el papel del padre, poco a poco va desapareciendo; debido a que ahora, la madre, asume responsabilidades que anteriormente eran solo del padre. Sin embargo la misión o tarea que Dios desde siempre ha encomendado al padre de familia, es como la de Josué, de acompañar, orientar y formar al hijo para afrontar los retos que la vida cotidiana presenta y optar desde la libertad, por la entrega al Señor formando el corazón de cada hijo en los valores humanos y cristianos y a los hijos queremos decirles con las palabras de S.S. Francisco: “No se olviden de dar gracias a Dios por sus padres…”
Quiero felicitar a todos ustedes padres en este día especial, pero también mi invitación para crear espacios y tiempo de estancia con la familia. Que el trabajo no sea el obstáculo para interactuar con la familia, especialmente con los hijos. Que sigan preocupados no solo por lo exterior, sino que aprendan a conocer las necesidades de sus hijos, aun aquellas que no expresan.
Va también mi reconocimiento y oración por aquellos padres que han tenido que tomar la decisión de emigrar para buscar mejores oportunidades para su familia, que Dios les bendiga y les haga regresar con bien.
Felicidades a todos los padres que han asumido esta vocación de manera responsable, sea de manera física o espiritual, Dios les conceda la sabiduría.
Por otro lado quiero invitar a todos en la Arquidiócesis a unirnos a la campaña de donación de sangre que organiza la Cruz Roja, a propósito del día mundial de la donación de sangre. Con el lema que invita a solidarizarnos con esta acción: “cada donación es un regalo que salva vidas”. En esta ocasión tenemos entendido que será para apoyar a los niños con cáncer. Es una obra de misericordia hacerlo. Pueden acudir al banco de sangre de la cruz roja en Tuxtla.
+Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla
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