Mons. Fabio Martínez Castilla
II Arzobispo de Tuxtla Gutiérrez.
Hoy,
el Señor Jesús con claridad y firmeza nos invita al desprendimiento de los bienes materiales en la solidaridad fraterna
como expresión concreta del vivir vigilantes: Vendan sus bienes y den limosnas…nos invita a construir tesoros para el
cielo como servidores vigilantes… y termina con una frase que iluminará nuestro
caminar de esta semana: “Porque donde
está tu tesoro, ahí estará tu corazón.” ¿Quién o cuál es hoy mi tesoro? ¿Será
Dios, mi familia, dónde pongo mi corazón? Para saber dónde está nuestro
corazón, podemos preguntarnos:
.- ¿En qué ocupo más mi tiempo
libre? .- ¿En qué gasto mi dinero
disponible?
.- ¿En qué me afano y me preocupo
más? .- ¿Con quién me siento más feliz?
.- ¿Quién me entusiasma y sacia mi sed de felicidad, tengo mi corazón
en Dios?
Jesús nos invita a poner nuestro corazón en
lo que no se acaba, en lo que nos llevará a la plenitud de la vida… nos
dice que es necesario que estemos
vigilantes, preparados, vestidos y con las lámparas encendidas. Con esto nos invita a vivir el hoy de nuestra vida
intensamente, el hoy como el espacio del encuentro con Dios. El ahora, el
hoy es el día para estar haciendo lo que nos toca hacer; el hoy es el día que
Dios nos ofrece para ser dichosos cumpliendo con nuestra misión en la familia y
en la comunidad. El Señor nos quiere
Vigilantes haciendo el bien, cumpliendo con nuestro deber, Preparados, porque a
la hora en que menos pensemos vendrá el Hijo del hombre.
Podemos
decir que así como fuimos invitados la semana pasada para aprender a usar bien
los bienes materiales, este domingo el
Señor nos invita a “usar bien el tiempo” como espacio de vida y de salvación
para que el Señor nos encuentre como buenos administradores: Fieles y prudentes que damos de
comer, que hacemos felices a los demás.
Mis
hermanos, La frase final del Evangelio de hoy me ha ayudado, en mi vida
sacerdotal, a esforzarme por hacer mejor las cosas: “Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le
confía, se le exigirá mucho más.” Somos responsables de los dones que Dios nos
ha dado… dice Jesús que al que conocía la voluntad del amo, de Dios, y no
hizo lo que debía se le darán muchos azotes. El Señor es exigente y provocador para que le demos una mejor
respuesta; no nos quiere mediocres, ni cobardes. Nos quiere hombres y mujeres de
fe que confiamos en la fidelidad de
Dios a sus promesas; él no nos va a fallar, no le fallemos nosotros.
Quiero
terminar con una frase que es única en los 4 evangelios: “No temas, rebañito mío, porque tu Padre ha tenido a bien darte el
reino.” Rebañito mío… gocemos esta dulzura del corazón de Jesús por
nosotros y vivamos siempre con una
actitud de confianza vigilante aprovechando bien nuestro tiempo, el hoy de
nuestra vida haciendo bien lo que nos toca hacer; y no olvidemos escuchar
cada mañana al Señor Jesús que nos dice: “Donde
está tu tesoro, ahí está tu corazón.”
Que el Señor Jesús sea nuestro tesoro y así todo será mucho mejor en
nuestra vida porque seremos hombres y mujeres de amor, servidores dichosos que
cumpliendo con nuestro deber hacemos felices a los demás. Así sea.
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