EL
SEGUIMIENTO – DISCÍPULADO
Lc 9,51-62
Mons. Fabio Martínez
Castilla
II Arzobispo de Tuxtla
En el Evangelio de este domingo se nos presenta a Jesús con sus
discípulos camino a Jerusalén. Ir a Jerusalén tiene un significado profundo en
la vida de Jesús para nuestra salvación: JESÚS
HA DECIDIDO DAR CUMPLIMIENTO A LA VOLUNTAD
DEL PADRE. Es la hora de su Pasión, Muerte y resurrección
para que tengamos vida plena.
El Evangelio de hoy nos presenta su mensaje en dos puntos importantes
para nuestro caminar cristiano:
a).- Cuál debe ser la reacción del discípulo ante quienes se oponen al
mensaje o a la persona de Jesucristo.
b).-
Nos presenta los posibles pretextos que los hombres ponemos a las exigencias
del seguimiento al Señor.
a).- En este caminar
hacia Jerusalén, Jesús y sus discípulos no son acogidos por los Samaritanos,
son rechazados y por esto Juan y Santiago quieren hacer llover fuego sobre
ellos. Pero Jesús los reprendió porque
el discípulo nunca debe reaccionar con violencia aún cuando fuera rechazado.
Aquí encontramos un gran mensaje para todos nosotros ante la situación de
violencia que vivimos, ya que la
violencia nunca será la respuesta adecuada a la violencia: El discípulo, el
verdadero creyente, el seguidor de Jesús tendrá que evitar cualquier tipo de
violencia, incluso ante el rechazo de los demás.
b).- Camino a Jerusalén
se presentan tres posibles discípulos,
es bueno diferenciar que el primero y el tercero se dirigen a Jesús porque
quieren seguirlo, en cambio el segundo es el mismo Jesús quien lo invita.
.-El
primero le dice a Jesús: “Te seguiré a dondequiera que vayas”.
Expresión muy interesante que refleja una gran disponibilidad, y por esto Jesús
le aclara que la cosa es muy seria pues seguirlo
es meterse a un camino de Inseguridad que sólo puede vivirse desde la fe, con
una confianza total en el Señor que es la verdadera seguridad. Las
zorras tienen madrigueras y los pájaros, nidos; pero el Hijo del hombre no
tiene en dónde reclinar la cabeza.
El discípulo además de querer entregarse, de estar siempre disponible y de
confiar en sí mismo, deberá confiar y abandonarse en el Señor su única seguridad.
.- El tercero que se ofrece
para seguir a Jesús, le dijo: “Te
seguiré, Señor; pero déjame primero despedirme de mi familia”. Fijémonos en
ese PERO PRIMERO DÉJAME…, El discípulo no debe poner PEROS al Señor, es el
Señor Jesús quien pone las condiciones y no nosotros. Por esto el Señor Jesús
inmediatamente le contestó: “El que empuña el arado y mira hacia atrás,
no sirve para el Reino de Dios”. El discípulo es el que mira hacia
delante sin perder el rumbo para abrir bien el surco pues aún hay mucho que
sembrar.
.- El segundo fue invitado
por Jesús a seguirlo: “Sígueme”. Su
respuesta fue un poner condiciones previas: “Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre”. Esto refleja un
deseo de cumplir primero con sus cosas y después se ocuparía de las del Señor. Primero sigo mi camino y que sea el Señor
que se ajuste a mi camino, el hoy es para mí y el mañana es para Dios; es
el querer ser discípulo de Jesús sin serlo en verdad porque mi vida está
organizada según mis criterios y no según la voluntad de Dios.
Hoy el Señor nos invita a
Seguirlo, a ser sus discípulos
que no le ponemos pretextos; no más “peros, ni más mañanas”, sino que estamos
disponibles a buscar en todo su voluntad, mirando siempre hacia delante y
organizando nuestra vida según los criterios del Evangelio porque como dice San
Pablo a los Gálatas: Nuestra Vocación es
la libertad. Libertad que nos hace servidores, Discípulos que nunca
reaccionamos con violencia ante las dificultades y rechazos sino con
misericordia. Por esto cantamos con el salmista: “Enséñanos, Señor, el camino de la vida”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario