Mons.
Fabio Martínez Castilla
Mis
queridos hermanos y hermanas: Gracias
por estar aquí en casa de Mamá y que hoy fiesta de la Santísima Trinidad, todo
en nuestra vida sea en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Estamos
aquí porque nos trae el amor de la Madre, somos hijos que necesitamos del
calor, la protección, el consuelo y el ánimo que nos da nuestra Madre del
Cielo. Venimos movidos por el Espíritu
Santo que Dios ha infundido en nuestros corazones, para vivir juntos en esta
casa de todos, el abrazo de nuestra Madre, que nos hace renovar nuestro sí a su
Hijo Jesús y nuestra fraternidad solidaria. Es un peregrinar de fe que le
da sentido a toda nuestra vida personal, familiar, parroquial, diocesana y
provincial no se trata de decir únicamente que creemos en Cristo sino de vivir
como cristianos que seguimos las huellas del Señor Jesús que pasó por este
mundo haciendo el bien.
María, nuestra Madre,
es la Mujer Trinitaria
que nos enseña a vivir y a gozar el amor trinitario porque Ella es hija del Padre, la mujer que siempre buscó y cumplió la
voluntad del Padre; Ella es la Esposa del Espíritu Santo, la llena de Él, todo
en Ella es obra del Espíritu Santo; y Ella es la Madre del Hijo de Dios, de Jesús,
nuestro Rey y Señor, la mujer que supo llevar en su seno y darnos al salvador.
María, sale a nuestro encuentro en
este día, por una parte, para ser nuestra maestra en el gozo del amor
trinitario, misterio que vamos entendiendo en la medida que lo vivimos y nos
dejamos envolver por él.
Mis
hermanos, vengo por primera vez con ustedes como arzobispo para que juntos pongamos nuestro caminar provincial de Chiapas con sus alegrías y
dificultades, con nuestros sueños y retos, bajo el manto de nuestra madre. Quiero
invitarles a saborear el amor de nuestra Madre en el: “Acaso no estoy yo aquí que soy tu Madre.”
Hoy
como el Apóstol San Juan queremos llevarla de nuevo a nuestra casa y así como San
Juan ocupó el lugar de Jesús en el cuidado de su Madre, también nosotros
queremos hacer lo mismo: “ Y desde
aquella hora el discípulo la acogió en su casa.”Jn 19,27. Nuestro corazón
es la casa, la nueva Basílica, donde María vive y reina. Mis hermanos, con un
corazón donde reina el amor Trinitario, continuemos nuestro caminar provincial
de discípulos misioneros, con la confianza del hijo en brazos de su madre para
que todo en nuestra vida sea en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Nuestra Morenita del Tepeyac, Ruega por
nosotros. Así sea.
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