domingo, 26 de mayo de 2013

“Todo lo que hagamos sea en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”

HOMILÍA DEL DOMINGO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Mons. Fabio Martínez Castilla


Celebramos hoy en la Trinidad el inmenso amor de Dios por nosotros, es un misterio de amor, por esto el Papa J.P.II decía: el Misterio de la Santísima Trinidad no es para entenderlo sino para vivirlo, es en la medida que lo vivimos que lo entendemos. El amor de Dios por nosotros es tan grande y actual que lo podemos experimentar como Padre que nos crea y nos da vida hoy; como el Hijo de Dios en medio de nosotros que nos salva y nos libera hoy; como el Espíritu, el enviado del Padre y del Hijo, que nos consuela, conduce y santifica hoy.

Es el mismo Señor Jesús quien nos revela al Padre y al Espíritu Santo; quien nos dice que tenemos un Padre que nos ama y por este amor él se hizo carne para salvarnos. Es Jesús quien nos manifestó la totalidad de su amor en la cruz y es él quien nos dijo que convenía que él se fuera  para que recibiéramos al Espíritu, al Paráclito que está a nuestro lado.

La fiesta de la Santísima Trinidad nos invita a meternos en este mar del amor de Dios, a gozar de su amor entrando en intimidad con  este  único Dios  en sus Tres Personas. Podemos cada día experimentar este amor del Padre Dios que nos da la oportunidad de vivir y de gozar todo lo creado; experimentar el abrazo misericordioso de Jesús que nos perdona y nos invita a una vida nueva y que cada día nos dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia; podemos experimentar la acción del Espíritu Santo que nos va metiendo a la vida del amor para parecernos a Jesús que pasó por este mundo haciendo el bien. El Padre Dios nos crea, Jesús el Hijo nos salva y el Espíritu nos santifica.

Gocemos este amor Trinitario de Dios viviendo cada día y  cada acontecimiento en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu, aprendamos a poner nuestra vida, trabajos y preocupaciones en las manos de la Divina Providencia. Este amor Trinitario que nos compromete a construir la comunidad, la Comunión y Participación en la vida de la Iglesia,  a crecer en nuestras relaciones de hermanos  movidos por el amor de Dios.


Mis hermanos que toda nuestra vida tenga ahora más fuerza viviéndola en el nombre del Padre,  del Hijo, y del Espíritu Santo. Seamos personas de comunidad, de fraternidad y unidad porque Dios es comunidad. Saboreemos en esta semana y siempre este inmenso amor de Dios por nosotros, confiemos en la Divina Providencia, y que todo lo que hagamos sea en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Así sea.

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