Quiero compartir este mensaje pascual, ¿Quieres ser feliz? Resucita
con Jesús. ¡Jesús ha resucitado! Esta es la gran verdad y la gran
alegría de nuestra fe: un Jesús vivo que nos invita a resucitar cada
día. Un Jesús que nos abraza con su muerte en la cruz y nos da la mano
para que salgamos del sepulcro con su resurrección. ¿Quieres ser feliz?
¡Resucita con Jesús! Hay una verdad que no podemos negar: todos
necesitamos resucitar y ser más felices siendo hombres y mujeres con un
corazón nuevo. Resucitar es volver al amor, es volver a Dios, a la
familia. Resucitar es darle sentido a lo que somos y tenemos, a nuestro
trabajo y también a nuestros proyectos, a nuestros éxitos, dolores
problemas y enfermedades. Resucitar es volver al a vida. Darle vida a
la vida. Tú que me escuchas pregúntate: ¿no necesitas resucitar?
Yo sí, y tengo que resucitar a mi sacerdocio y vivirlo con alegría.
Tengo que ser un Obispo con un corazón resucitado. Tú necesitas
resucitar. Tomémonos todos de la mano de Jesús y salgamos de nuestros
sepulcros.
Voy a compartir con ustedes un pensamiento de Alfonso Francia que dice: “Dame
Señor, cosquillas. Señor, dueño de la alegría, del optimismo, de la
felicidad, de la risa, dame cosquillas por todo mi cuerpo para reír a
rabiar. Quiero Señor esa risa que a nadie molesta y que a todos
contagia. Quiero reír a pesar de mis defectos y limitaciones. Quiero
reír y hasta a pesar de mis pecados. Me atrevo más. Señor tu eres como
la novia, como de recién casados, si el novio estropea la sopa hasta le
ríe la gracia. Tú nos quieres más todavía, por eso tú te ríes de
nuestros fallos, defectos y hasta de nuestros pecados. Dame Señor, sal
para pasarlo en grande y hacerlo pasar a otros. Y ese picante que le dé
tanto sabor a la vida. Me gustaría Señor tener siempre lo bueno, lo
diferente, lo imaginativo, por el lado gracioso de lo trágico. Para eso
dame unos ojos como los tuyos, que vean lo bueno, lo mejor de cada uno.
Dame esa capacidad de hacer chiste de mi cara larga y de mis agobios. Y
ese optimismo radical, contagioso, que ayuda a encontrar felicidad a
quien es campeón de feos porque que no puede serlo de guapos. Que ría
Señor, que mi responsabilidad y solidaridad sean siempre festivos y que
ría. Que cualquiera celebración sea tan gozosa como la mejor de las
veces”.
Quisiera que la resurrección tuviera la alegría y el grito del “gol”
que en todos los estadios del mundo se esperan. Te pido Señor que a
todos los pecadores -y entre los que esté yo- puesto que no podemos
dejar de serlo, que lo seamos con gracia. Nunca con saña o mal uva.
Señor hazme cosquillas. Sí, Señor, haznos cosquillas a todos. Las cosquillas de tu resurrección que nos vuelve a la vida.
Aceptemos a Jesús, metamos entonces a Jesús en nuestra vida y
resucitemos con él. ¿Cuáles son las actitudes de un corazón resucitado?
Podemos decir que un corazón resucitado es aquel que deja su sepulcro.
Hay que morir a todo lo que nos ata y nos esclaviza. Morir a mi
pecado. Pensemos entonces, mis queridos hermanos, ¿cuál es mi sepulcro?
Todos tenemos un pequeño sepulcro. Ojalá la piedra no sea tan pesada que
no se pueda mover. Dejemos que el Señor nos mueva la piedra, nos tome
de la mano y nos saque de nuestros sepulcros. También una actitud de un
corazón resucitado es buscar las cosas de arriba, como nos dice Pablo en
Colosenses 3, 1-4: “Si han sido resucitados con Cristo, busquen las
cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios.
Preocúpense por las cosas de arriba, no por las de la tierra, pues han
muerto y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios. Cuando se
manifieste él, que es nuestra vida, también ustedes se verán con él en
la gloria.”. Un corazón resucitado también tiene una actitud de
volver a la exigencia del amor. Por eso nos dice san Juan en su Primera
Carta en el 4, 7-8 “Queridos hermanos, amémonos unos a otros, porque
el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a
Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.”
Recordemos que el amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de
que hemos pasado de la muerte a la vida. Esto nos dice San Juan en su
Primera Carta 3,14: “El amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida.”
Recordemos que quien no ama, permanece en la muerte. Dejemos que Jesús
resucitado nos haga cosquillas, para que volvamos a la vida. ¿Quieres
ser feliz? Resucita con Jesús.
Vamos a leer un pensamiento de la Madre Teresa de Calcuta que se llama “La vida”. “La
vida es una oportunidad, agárrala. La vida es una belleza, admírala. La
vida es una aventura, saboréala. La vida es un sueño, conviértelo en
realidad. La vida es un desafío, enfréntalo. La vida es un deber,
cúmplelo. La vida es un juego, juégala. La vida es preciosa, cuida bien
de ella. La vida es una riqueza, consérvala. La vida es amor, gózala. La
vida es un misterio, penétralo. La vida es una promesa, cúmplela. La
vida es tristeza, supérala. La vida es un himno, cántalo. La vida es un
combate, acéptalo. La vida es una tragedia, enfréntala. La vida es una
aventura, arriésgate. La vida es felicidad, merécela. La vida es vida,
defiéndela.”
Mis queridos hermanos, Jesús vive y nos quiere vivos a todos
nosotros. Que la resurrección de Cristo nos hagas cosquillas a todos.
Reciban un abrazo pascual y mi bendición. ¡Feliz resurrección!
+Favio Martínez Castilla
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