lunes, 1 de abril de 2013

"¿Quieres ser feliz? Resucita con Jesús": Mons. Fabio Martínez Castilla

Mensaje de Pascua de Monseñor Fabio Martínez Castilla

Quiero compartir este mensaje pascual, ¿Quieres ser feliz? Resucita con Jesús. ¡Jesús ha resucitado! Esta es la gran verdad y la gran alegría de nuestra fe: un Jesús vivo que nos invita  a resucitar cada día. Un Jesús que nos abraza con su muerte en la cruz y nos da la mano para que salgamos del sepulcro con su resurrección. ¿Quieres ser feliz? ¡Resucita con Jesús! Hay una verdad que no podemos negar: todos necesitamos resucitar y ser más felices siendo hombres y mujeres con un corazón nuevo. Resucitar es volver al amor, es volver a Dios, a la familia. Resucitar es darle sentido  a lo que somos y tenemos, a nuestro trabajo y también a nuestros proyectos, a nuestros éxitos, dolores problemas y enfermedades. Resucitar es volver  al a vida. Darle vida  a la vida. Tú que me escuchas pregúntate: ¿no necesitas resucitar?
Yo sí, y tengo que resucitar a mi sacerdocio y vivirlo con alegría. Tengo que ser un Obispo con un corazón resucitado. Tú necesitas resucitar. Tomémonos todos de la mano de Jesús y salgamos de nuestros sepulcros.

Voy a compartir con ustedes un pensamiento de Alfonso Francia que dice: “Dame Señor, cosquillas. Señor, dueño de la alegría, del optimismo, de la felicidad, de la risa, dame cosquillas por todo mi cuerpo para reír a rabiar. Quiero Señor esa risa que a nadie molesta y que a todos contagia. Quiero reír a pesar de mis defectos y limitaciones. Quiero reír y hasta  a pesar de mis pecados. Me atrevo más. Señor tu eres como la novia, como de recién casados, si el novio estropea la sopa hasta le ríe la gracia. Tú nos quieres más todavía, por eso tú te ríes de nuestros fallos, defectos y hasta de nuestros pecados. Dame Señor, sal para pasarlo en grande y hacerlo pasar a otros. Y ese picante que le dé tanto sabor a la vida. Me gustaría Señor tener siempre  lo bueno, lo diferente, lo imaginativo, por el lado gracioso de lo trágico. Para eso dame unos ojos como los tuyos, que vean lo bueno, lo mejor de cada uno. Dame esa capacidad de hacer chiste de mi cara larga y de mis agobios. Y ese optimismo radical, contagioso, que ayuda a encontrar felicidad a quien es campeón de feos porque  que no puede serlo de guapos. Que ría Señor, que mi responsabilidad y solidaridad sean siempre festivos y que ría. Que cualquiera celebración sea tan gozosa como la mejor de las veces”.

Quisiera que la resurrección tuviera la alegría y el grito del “gol” que en todos los estadios del mundo se esperan. Te pido Señor que a todos los pecadores -y entre los que esté yo- puesto que no podemos dejar de serlo, que lo seamos con gracia. Nunca con saña o mal uva.
Señor hazme cosquillas. Sí, Señor, haznos cosquillas a todos. Las cosquillas de tu resurrección que nos vuelve a la vida.

Aceptemos a Jesús,  metamos entonces  a Jesús en nuestra vida y resucitemos con él.  ¿Cuáles son las actitudes de un corazón resucitado? Podemos decir que un corazón resucitado es aquel que deja su sepulcro. Hay que morir  a todo lo que nos ata y  nos esclaviza. Morir a mi pecado. Pensemos entonces, mis queridos hermanos, ¿cuál es mi sepulcro? Todos tenemos un pequeño sepulcro. Ojalá la piedra no sea tan pesada que no se pueda mover. Dejemos que el Señor nos mueva la piedra, nos tome de la mano y nos saque de nuestros sepulcros. También una actitud de un corazón resucitado es buscar las cosas de arriba, como nos dice Pablo en Colosenses 3, 1-4: “Si han sido resucitados con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde  Cristo está sentado a la derecha de Dios. Preocúpense por las cosas de arriba,  no por las de la tierra, pues han muerto y su vida está ahora escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste él,  que es nuestra vida, también ustedes se verán con él en la gloria.”. Un corazón resucitado también tiene una actitud de volver a la exigencia del amor. Por eso nos dice san Juan en su Primera Carta en el 4, 7-8 “Queridos hermanos, amémonos unos a otros, porque el amor viene  de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor.” Recordemos que el amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida. Esto nos dice San Juan en su Primera Carta 3,14: “El amor a nuestros hermanos es para nosotros el signo de que hemos pasado de la muerte a la vida.” Recordemos que quien no ama, permanece en la muerte. Dejemos que Jesús resucitado nos haga cosquillas, para que volvamos  a la vida. ¿Quieres ser feliz? Resucita con Jesús.

Vamos a leer un pensamiento de la Madre Teresa de Calcuta que se llama “La vida”. “La vida es una oportunidad, agárrala. La vida es una belleza, admírala. La vida es una aventura, saboréala. La vida es un sueño, conviértelo en realidad. La vida es un desafío, enfréntalo. La vida es un deber, cúmplelo. La vida es un juego, juégala. La vida es preciosa, cuida bien de ella. La vida es una riqueza, consérvala. La vida es amor, gózala. La vida es un misterio, penétralo. La vida es una promesa, cúmplela. La vida es tristeza, supérala. La vida es un himno, cántalo. La vida es un combate, acéptalo. La vida es una tragedia, enfréntala. La vida es una aventura, arriésgate. La vida es felicidad, merécela. La vida es vida, defiéndela.”
Mis queridos hermanos, Jesús vive y nos quiere vivos a todos nosotros. Que la resurrección de Cristo nos hagas cosquillas a todos. Reciban un abrazo pascual y mi bendición. ¡Feliz resurrección!

+Favio Martínez Castilla

No hay comentarios:

Publicar un comentario